viernes, 29 de febrero de 2008

Belgas se mudan a Holanda por amor y holandeses a Bélgica para ahorrar


El amor dicen no tiene barreras ni fronteras y eso es mucho más evidente por Bélgica y Holanda. Sus fronteras son un espacio de estudio para cualquier investigador social, pues allí se viven muchas historias ... de amor y de practicidad.

La Nederlandse Centraal Bureau voor de Statistiek, luego de realizar un censo por las municipalidades de esta zona, ha encontrado que la frontera de Bélgica es popular para que vivan holandeses. La proporción es de 111,000 holandeses que viven allí en contra de los 36,000 belgas que viven en la parte de la frontera Holandesa.

Mientras que los holandeses van a Bélgica por la tranquilidad, los bajos precios, y buscan la posibilidad de vivir en casas grandes y baratas (y a un mediano plazo comprarlas), los belgas se mudan a Holanda porque su pareja vive allá, porque están estudiando o porque encontraron un trabajo interesante.

El mayor punto de concentración es la Municipalidad de Barrle – Nassau (una zona que pertenece a los dos países) donde viven 30 veces más belgas en Holanda y 36 veces más holandeses en la parte de Bélgica. Tambien el número de belgas es alto en las municipalidades de Hulst y Sluis (Holanda) donde viven 30 veces más belgas.

El censo destaca que también cerca a Masstricht (Holanda), donde se habla también alemán, es popular para los belgas.

La facilidad para holandeses y belgas es que en la zona de frontera el idioma y la cultura no son muy diferentes, en cambio más al sur de Bélgica en Wallonië sí es diferente porque allí se habla francés y bueno por lo tanto la cultura cambia.

Quien se imaginaría que en 15 años el número de holandeses en Bélgica se ha duplicado, esto ha sucedido en las provincias de Luxemburg, Limburg y en Antwerpen. En el mismo periodo el número de belgas en Holanda apenas ha crecido en 3,000. Los belgas suelen irse más allá de la frontera de Holanda, pueden estar hasta 69 kilómetros, en cambio los holandeses a solo 29 km de la frontera de Bélgica.

En años anteriores era mucho más interesante para los holandeses mudarse a Bélgica porque se beneficiaban al pagar menos impuestos, que en Holanda, hoy la situación ha cambiado, es casi el mismo nivel que en su propio país. Pero la ley todavía sí es interesante para los holandeses que tienen propiedades en Bélgica puesto que ellos pueden recibir como devolución los impuestos deducidos de su hipoteca.

martes, 26 de febrero de 2008

Ocho años que marcaron historia

Hace 8 años mi vida tomó otro rumbo. De ser la arriesgada reportera que subía montañas, quebradas, hacía rapel, viajaba en peque peques y no le importaba si dejaba la vida en cualquier esquina del hermoso y sorprendente territorio peruano, pasé a formar parte de una gran mayoría de personas, de mujeres mejor dicho, que buscan iniciar la gran empresa en sus vidas casarse y en un tiempo determinado planear los hijos. Atrás quedaron entonces mis queridos viajes a las comunidades, a esos pueblos a veces tan difíciles de llegar, a esos lugares donde los paisanos te dicen “aquisito no más” y resulta que atrás de la montaña hay otros cerros más para caminar. Pero con todo, el ánimo nos perseguía, a todos mis amigos con quienes compartí esos recorridos, y gozamos de los cielos estrellados, reconocimos constelaciones y vimos hasta estrellas fugaces. Ni hablar de las comidas serranas y costeñas de esas sopas deliciosas con orégano silvestre, o de los tés calientitos, que al final te marean mismo pisco, también de los desayunos con sopita, choclo y quesito.
Así Marco ingresó a mi vida y a la vida de todos mis amigos y amigas, parientes, vecinos, parientes extendidos, profesores, doctores y conocidos. Porque a él lo conocí un 16 de enero de 1998, cuando vine a La Haya (Den Haag) a estudiar.
Hoy, 26 de febrero del 2008, hace 8 años me casé. Ya perdí memoria de los detalles y de las angustias que trae consigo un matrimonio. Ahora lo recuerdo con nostalgia, porque si bien es cierto siendo Marco holandés algún día vendríamos a vivir a Holanda, y hoy la vida me ha deslumbrado con mi destino.
Gracias Marco por estos 2.920 días, por sus alegrías y tristezas, por la salud y los achaques, por las fiestas, los viajes, la familia, los amigos y conocidos. Gracias también por tu paciencia y tolerancia y por supuesto por ese gran sentimiento que es tu amor. Gracias también a los amigos que antes y hasta ahora nos acompañan en esta gran empresa de la vida!

viernes, 8 de febrero de 2008

Adiós Kapellen




Hace 8 meses, cuando visitamos los pueblos belgas cercanos a la frontera con Holanda, no vimos el encanto escondido quenos aguardaba en Kapellen. Ahora después del paso del tiempo siento que la nostalgia nos está invadiendo.

¿Qué me llevo de Kapellen? Mucha vida, muchas sensaciones, mucha acción que no pensé observar y vivir, pero que se han grabado en mi retina, entre ellas el camino al colegio de mi hija, esa ruta empedrada de ladrillitos rojos, como si fuera un camino hecho de bloques de Lego, pero que cada día (con lluvia, algo de nieve y menos cero) significaba un reto para mí; la espera en el cruce del tren con el viento empujándote y uno agarrándose el gorro o la chalina para que no se vayan volando; mis clases de holandés, donde conocí a muchas personas interesantes a mis profesoras Nathalie y Sabine, quienes no sólo nos enseñaban el idioma, sino cómo ven la vida los belgas, lo que piensan, lo que aspiran. A mis compañeros, de tantos países que han venido a este pedacito de Bélgica y que siguen adelante, sacando fuerzas y alentando a sus familias a aceptar los cambios de una cultura; a Nancy, una peruana como yo, luchadora que está triunfando aquí con su familia, quien me hizo conocer los sabores exquisitos de la alta cocina belga. A los policías belgas, con quienes conversé sobre el sentimiento de integración de un migrante, a los vecinos anónimos, quienes a lo largo de la calle Frans de Peuterstraat levantaban su mirada al ver pasar una bici jalando un cochecito amarillo chillón (fosforecente para que los automovilistas vean que viene algo atrás de la bici) y saludaban con un movimiento de cabeza a esta migrante, mientras sus perros hacían de las suyas.

Extrañaré también a mis viejos árboles que me regalaban sus paisajes en conjunto, que se bamboleaban a mi paso lento, pero seguro y que alguna vez me guarecieron de la lluvia y me dieron tiempo a ponerme el impermeable.

Extrañaré los viernes, día que los kapelianos dedican a cortar los arbustos del jardín, con unas máquinas tan potentes y modernas, que cualquier jardinero en Lima estaría envidioso. Ya no volveré a escuchar los motores de las sierras cortando los pequeños árboles, dándole formas de conos, cuadrados. Y ya no observaré cómo en el otoño, las hojas secas son juntadas con un rastrillo o con un aparato de aire que los barre, sin el menor esfuerzo, y terminan en un corralito de alambre.

Extrañaré mis paseos a la feria de los jueves, a sus apenas 26 mil habitantes, y a su nombre que significa Capilla. Aunque no visité todos sus castillos y casonas antiguas, recordaré sus días soleados, con un sol benévolo, que alumbraba la ventana de mi cocina y hacía reflejos de colores en el interior. Kapellen, gracias por tu acogida.



martes, 5 de febrero de 2008

Panqueques para olvidar las penas




Después de las “frites” o papas fritas, los panqueques son el segundo tipo de entremés que se puede comer tanto en Holanda como en Bélgica. Dulces o salados los panqueques se han apoderado de holandeses, belgas, migrantes y turistas. Hay grandes, medianos y para los más pequeños.


Aunque los holandeses digan que ellos lo han inventado, los panqueques o pannekoeken tienen su historia, que se remonta hace mucho tiempo, cuando por ciertas épocas la iglesia prohibia algunos alimentos. Entonces las personas trataron con mezclar harina de trigo con agua y esta pasta la extendía en capas finas sobre piedras calientes para cocinarla. Más adelante se le agregó huevos, leche, azúcar y manteca y se les cocinó en sartenes o pan, (según los diccionarios on line pan cake: “pastel hecho en sartén”).







La tradición en Holanda y Bélgica es comerlos con un relleno, puede ser mermelada, siroop, crema de leche, chocolate, azúcar, etc. Y también con queso, jamón, verduras, pescado, pates, etc.).

Últimamente las tiendas de panqueques han crecido. Ya no el es panqueque casero, es toda una industria, uno los puede conseguir en los supermercados por diversos precios desde 1.19 euros hasta 5 euros por medio kilo, listos para colocar en el microondas, y el precio depende de la marca.

Según unos amigos belgas, “los panqueques se han hecho para olvidar las penas, uno los come y el mundo mejora”,afirman.

Como fuere los negocios de panqueques están creciendo y ya una sartén no es suficiente, se necesita todo un ejército de sartenes y la mezcla viene por kilos que se desplaza por una red de tuberías hasta el cable que es jalado por el panekok o el cocinero de panqueques, unos cuantos toques y el panqueque está listo.


Internet y PIN: entre lo colectivo e individual


Para muchos la internet se ha vuelto la nueva compañera. Puede ser de juegos, de información, de estudios. Todo depende el uso que uno le da. Pero por estos lares es toda una revolución y hasta se luchan por los derechos, por ejemplo, de bajar información. El pasado 30 de diciembre los internautas belgas bajaron de la internet todo lo que deseaban, como una forma de protesta contra los proveedores que limitan esta posibilidad. TIK la organización de consumidores lanzó este llamado, en vista que los proveedores solo ofrecen esta posibilidad a los usuarios profesionales y eso no es justo. TIK también opina que existe poca competencia entre los proveedores y por ello las tarifas son altas, según el paquete que se tome.

Más al norte de Bélgica, es decir Holanda, los holandeses encabezan la lista de quienes llaman más por internet. Ningún otro país de la UE tiene tantas conexiones como Holanda. Solo allí en este país, cuya extensión es como el departamento de Lima (Perú), el 83% de las casas tienen una conexión con el mundo de la web.

El promedio de los países de la UE es de 54%. Holanda o Nederland cuenta también con el mayor número de conexiones rápidas de internet, como ADSL, 74%. En Europa el promedio alcanza a 42%. Y aunque digan que los holandeses son algo callados, pues la verdad es otra. Ellos llaman más que otros europeos por internet 25%, en comparación al 15% de los demás países.

El uso de la tecnología está en todas partes. Ya casi nadie paga en “cash” es decir al contado, como nosotros los latinos. La mayoría (por no decir el 99.9%) lo hace con la tarjeta y el famoso “pin”. Según la empresa Equens, en los días de Navidad se realizaron 9 millones de transacciones, y la mayoría fue entre las 14:30 y 15:00 horas, casi 360 veces por segundo se pagó con “pin” (werd gepind).

Ahora los montos por estas fechas rondaron los 700 millones de euros!! Eso fue todo un récord según el director Henk Kok de la Raad Nederlandse Detailhandel. El sábado 22 de diciembre se contabilizó cerca de 8 millones de veces el uso del betaalpas o pago con el pin. El 2007 el uso del pin se ha elevado en 9.5%.

Quien se imaginaria que luego de tantos años de que John Shepherd-Barron (1925) inventara el primer ATM (o cajero electrónico) y que luego en 1967 se pusiera en uso en Londres, vendría la tarjeta de plástico con la cinta magnética que se usaría tanto.