lunes, 27 de julio de 2009

Dentistas la larga espera

Me habían dicho que tener una cita con el dentista, justo cuando uno lo necesita más, significaba tener mucha paciencia y aguante al dolor.
Precisamente fue una nuez que mastiqué la que inició el calvario y la duda de si tenía o no una muela perforada o digamos picada. La punzada y el dolor molar son algo que no tenía desde mi adolescencia, así que sin pensarlo llamé al dentista para sacar una cita y... muy amablemente la asistenta me preguntó si "tenía mucho dolor " y al yo responderle que no, muy suelta de huesos, me respondió que mi cita sería para fines de mayo. Abrí los ojos - al otro lado del teléfono - y no lo podía creer. Wat???? Qué??? Era fines de marzo, casi dos meses para que me viera un dentista. Me preguntaba y si el dolor vuelve? y si la picadura crece?? qué hago??Resignada busqué mi panadol y la tuve a la mano por si acaso.


Dientes nuevos.
A mi hija le ha aparecido su diente nuevo en la parte de abajo. Ella está feliz y lo mueve para que se salga y así recibir su moneda del ratón Pérez. Pero de esto ya casi un mes y con la esperanza de que el dentista me pueda ayudar llamé a su consultorio. Vaya sorpresa. Por supuesto julio y agosto es la temporada de vacaciones y nadie atiende. Paran los profesores de ballet, los entrenadores de natación, la mayoría del personal de una oficina y hasta paran los dentistas. Si pues, esta vez no hubo asistenta que me contestara, sino un simple mensaje en el contestador automático que decía que el dentista está de vacaciones y que sólo casos de urgencia son atendidos por otro dentista. Casos de urgencia? claro, claro roturas de dientes o accidentes. Así que mi hija tendrá que esperar a que se caiga solo su diente, porque ayuda de su dentista, aquí en Holanda no recibirá.

Pero gracias a Coqui, su dentista en Lima, hemos recibido algunos consejos útiles para que sus nuevos dientes vengan bien y en correcta posición.

viernes, 24 de julio de 2009

Tiendas de helados sobreviven a la crisis


Con crisis o sin ella, existe un negocio en Holanda que crece cada mes: son las tiendas de helados, pequeños salones donde además de conos de helados y otras presentaciones de este postre, se ofrece té y café.
Las personas adoran los helados y siempre tienen un par de euros en el bolsillo, asevera Maarten Colijn, vocero del Centro de Helados (Ijscentrum), entrevistado por la ANP.

Según esta fuente, el número de tiendas de helados en Holanda se mantenía desde hace 10 años en unas 200. En el 2008 esta cantidad se duplicó y llegó a las 550 y es de seguro que hoy existen unos 800.
En Holanda existe la Asociación de Productores Artesanales de Helados (VAIJ por sus siglas en holandés) y el sector cuenta desde julio con una revista propia IJS.
Según el gerente del sector de restaurantes y hoteles Gertine Mensink del Rabobank, una investigación sobre este "boom del sabor"sacó a la luz que esta línea de negocios tiene todavía un gran espacio para crecer.

De allí que mucha de la materia prima para la preparación de helados tenga un componente italiano y por ello los helados suelen ser cremosos y de una gran variedad de sabores, según las frutas que abudan en la estación.

Para los más pequeños, la carta de helados es amplia, incluso ofrecen este delicioso postre en vasitos que representan animales y decorados con mucho arte. En cuanto a los precios, uno puede darse el gusto por apenas 1 euro por una bola, si quiere más calorías paga 3 euros por 3 sabores.