sábado, 14 de junio de 2008

Menos hambre: no comer carne, pero sí patatas


El hambre en el mundo es un tema para debatir. Y así lo han hecho en Roma, donde cientos de gobernantes o sus representantes han sembrado el compromiso para reducir el hambre a la mitad para el 2015. El compromiso va ligado a unos 900 millones de personas y para ello se han comprometido 183 países y destinado unos dos billones de euros para ayudar. Naciones Unidas ha proporcionado nada menos que un billón de euros para los 60 países más pobres.

¿Quien o qué tiene la culpa? Según los expertos se debe al alza de los combustibles, pero especialistas holandeses como Hans-Peter Weikard, profesor en economía del medio ambiente, de la Universidad de Wageningen, tiene una teoría interesante, dijo que consumir menos carne ayuda al medio ambiente, porque de esta forma se ahorra espacio en los campos. “Por ejemplo un espacio destinado para sembrar 4 veces granos se convierten en uno para criar vacas o cerdos. Estos animales terminan comiéndose nuestros alimentos o los campos son destinados para darles los pastos que necesitan y ello trae la tala masiva, depredadora de árboles o hasta se queman pastos naturales y otros”, manifiesta.

Pero el ingenio y el esfuerzo de investigación de los holandeses no termina allí. También comer papas ayuda a combatir el hambre en el mundo, porque cuando se le siembra ocupa menos espacio y produce más carbohidratos y proteínas por hectárea. Por ello recomiendan comer más papas y menos arroz y harinas. En el Perú recordemos que existen miles de hectáreas destinadas al cultivo de este valioso tubérculo, pero qué institución gubernamental apoya a los campesinos en esta tarea, creo que el Minag todavía no. Se conoce que el CIP (Centro Internacional de la Papa) sigue apoyando la reproducción y mantenimiento de cientos de especies de papa, pero deberían ser los organismos locales los que deberían desvelarse por mantenerla viva, diseminarla y mejorarla.
Hace poco salió un anuncio en Europa. En Islandia se ha construido un gigantesco almacén de semillas para que en cualquier emergencia, estas puedan permanecer en buen estado y salvar del hambre al mundo.
Otra de las sugerencias dadas por los especialistas holandeses es que las familias y personas en general deberían volver a la costumbre de principios de los 50, tiempo en el que las personas cultivaban huertos en los jardines de las casas. Se conoce que esta costumbre aún se mantiene en América, dice Wouter van der Weijden, director de del Centro para la Agricultura y Medio Ambiente.

Por eso en Holanda se habla y se respeta a la papa. Los holandeses comen papa en el puré, fritas conocidas como las frites o patat o simplemente sancochadas que acompañan a las verduras y a la carne frita, en cada cena de todos los días. Así de simple, nada de aderezos, pasar largas jornadas en la cocina, no se hacen problema con la comida. ¿Y el arroz? Casi no se le ve en las mesas holandesas, es un ingrediente poco usado y mas bien relacionado a la comida Indonesa, China o Africana. La tarea ahora es comer papa y más papa.

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