sábado, 17 de noviembre de 2007

Cosas de la Tercera Edad


Lo que leí en el diario la Gazeta de Antwerpen (Bélgica) despertó nuevamente en mí el deseo de regresar al Perú para pasar mi vejez.

La organización Preventie en Veiligheid (Prevención y Seguridad) ha difundido que las cifras de los rateros en las tiendas se ha incrementado. Claro esta no es ninguna noticia nueva, en todos los países suceden robos, pero lo alarmante es que se trata de viejitos, sí de personas que tienen 60 años y más. La P&V realizó una investigación en 662 puntos de ventas en el 2006 y encontró que habían sido robados nada menos que 53,000 productos. ¿Cuáles fueron los favoritos? Pues perfumes, artículos para el baño, alimentos y alcohol. La tendencia fue de 3.61 artículos por un valor de 39.08 euros por ladrón.

Con esta investigación no sólo han crecido las cifras sino la preocupación, en general, del por qué personas de 60 a más años se dedican a robar. Se tiene que entre los 60 a 69 años entre el 2002 al 2006 el número de ladrones fue de 2,138, para el 2006 ha sido de 3,659, lo cual representa un 71.1% de aumento. Lo mismo sucede con las cabecitas blancas que superan los 70 años en el 2006 se tuvo 1,982 y para el el 2006 fueron 3,033, lo cual significó un incremento de 53%. Las cifras dicen claramente que algo está pasando con las personas de la tercera edad.

Para los psiquiatras el comportamiento de los viejitos (tendencia a llevarse las cosas sin pagar, entonces robar) se debe a disfunciones en sus cerebros. Para los geriatras puede tratarse de un comienzo de demencia y por lo tanto no saben que están robando. Pero junto a todo esto, también está el hecho de que ahora los ancianos salen con mayor frecuencia y por ello el robo también ha crecido, puesto que miran y comparan productos novedosos que, por el precio, no pueden comprar.

El informe también indica que esta no es una novedad en Bélgica, puesto que en Japón es uno de 10 de los ladrones mayor de 65 años. En Holanda el incremento ha sido del 50% (en 10 años) y los viejitos están en todas las modalidades: tráfico de drogas, homicidio y otros. En Alemania se cuenta con cárceles especiales para los viejitos, pero esto es demasiado dicen los geriatras, puesto para una gran mayoría -debido a su edad – no tienen nada que perder.

Pero para los “extranjeros” (mi caso) cuya observación es modesta, este mal hábito de los viejitos se podría deber a que quieren llamar la atención de su propia familia, que a veces “pensando en su bienestar” prefieren dejarlos en los bien acomodados asilos y visitarlos de vez en cuando o nunca y que vivan allí con los de su edad. Por supuesto, los viejitos ni cortos hacen de la suyas y ya tenemos los resultados. Creo que la familia debe ser siempre una familia con abuelos y todo. Pero para algunos europeos representa una forma distinta de vida familiar. Están muy acostumbrados a su independencia, a sus agendas y no a atender.

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